Marzo es un
mes agitado para Mendoza.
En sus treinta
y un días se celebran la fiesta de la Vendimia y la Vendimia Gay, se conmemora el
Día de las Mujeres y el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la
Justicia, o se promociona
el día del niño por nacer. Es un mes con efemérides tan dispares que da la
impresión de que no alcanza una sola provincia para todo.
El 25 de
Marzo es la fecha en la que se promueve el día del niño por nacer,
especialmente entre adolescentes y jóvenes cercanos a grupos cristianos. Sin
inocencia alguna, los inventores de este día lo utilizan hábilmente para ocultar
otros días que se podrían visibilizar. La fiesta por el día del niño por nacer,
por ejemplo, encubre las causas por las que se pudo haber producido el embarazo.
Así, se silencian el día del método anticonceptivo que falló por defecto o por
desconocimiento de su uso, o el día de la negación del hombre a usar
preservativo porque argumenta que “siente menos”, o el día de la falta de
educación sexual integral en las escuelas porque muchos colegios decidieron no
acatar la ley y omitir esa formación en su currícula.
Durante la
celebración, los animadores del show tampoco mencionarán nada sobre el día de
las mujeres embarazadas que saben no tendrán recursos para alimentar a sus
hijos/as, o del día de la violación y la relación sexual no consensuada, o (como
dice la literata Susana Tampieri) del día de las mujeres que morirán
practicándose un aborto clandestino e inseguro. Para su objetivo retrógrado esta
falacia es perfectamente lógica: como título, tiene mucho mejor marketing celebrar
un “día del niño por nacer”, que hacer visible un “día de la niña forzada a ser
madre luego de la violación de su padrastro”, ya que esos grupos son los
responsables de que Mendoza no haya incorporado a sus hospitales la Guía
Técnica para la Atención Integral de Abortos no Punibles elaborada por el Ministerio
de Salud de la Nación.
Quizás, en algún
momento a estos grupos realmente empiecen a importarles los niños por nacer en
el contexto en el que llegarán a este mundo. Quizás comenzará a importarles que
la concepción haya sido producto del amor de una pareja, o del deseo de una
mujer, o que sus padres lo/a esperen sin la angustia de no saber si le van a
poder dar de comer. Quizás entiendan que para muchas mujeres es impensable llevar
a término un embarazo producto de una violación.
Yo espero el
día en que estos grupos dejen de imponer sus preceptos morales o religiosos sobre
la vida de cada mujer que se embaraza, el día en que empiecen a festejar las maternidades porque fueron elegidas,
ansiadas, y responsables. Ese día, si llega, podremos pensar que se trata de
una celebración genuina.
Leandro Ferrón
Varones Antipatriarcales de Mendoza
Argentina