Un cuerpo: mil sexos - Intersexualidades

Compilador: Jorge Raíces Montero

Escriben: Curtis E. Hinkle, Diana Maffia, Alejandro Modarelli, Lohana Berkins, Pedro Paradiso Sottile, Iñaki Regueiro de Giacomi, Emiliano Litardo y Liliana Hendel

Como señala Jorge Raíces Montero, compilador de este libro: “Existe poca bibliografía que trate el tema de intersexualidad en forma científica, por ende, agentes de salud mental, haciendo una extensión ilícita, encuadran los casos presentados dentro del dogma del hermafroditismo, perversión, parafilias o psicosis, olvidando que más que el dolor de ser, existe el dolor de ser señalado peyorativamente. La propia historia sexual del agente de salud se vería seriamente cuestionada si se deviene a encauzar, como corresponde, el encuentro terapéutico y la empatía hacia una postura interrogativa, teniendo en cuenta el discurso manifiesto y latente demandante. Tampoco existe, en los programas formales universitarios, estudios sobre la temática sexual en general, menos aún podríamos esperar que se trate las temáticas Intersexuales en particular, la oferta es coherente con el sistema social imperante. La Intersexualidad es selectivamente rechazada, no por su ser en sí, sino por ignorancia o quizás por denuncia de autoacusación, provocada por cualquier persona que marque el lugar del ‘querer ser’ y tener el atrevimiento de lograrlo, aún a un gran costo. La Intersexualidad señala, enfáticamente, un lugar de poder, el lugar de la diferencia, o mejor aún, aquel lugar en que una persona, con todas sus dudas y sus certezas, trata de fijarse una meta e imprime en ella, como idea regulativa kantiana, todas sus potencialidades. Son tantas y tan variadas las expresiones de la sexualidad humana y tan pocas las investigaciones serias, que la mayoría de los profesionales tienden a aglutinar todo lo ‘diferente’ en una misma entidad gnoseológica”.

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EL ERROR DEL PENSAMIETO ÚNICO

Por Estela Díaz,

Publicada en el diario Diagonales de La Plata. Domingo 05/12


Acabamos de escuchar encendidas declaraciones del Arzobispo de la ciudad de La Plata contra el debate, que en hora buena, inició el 30 de noviembre la Cámara de Diputados de la Nación respecto al tema del aborto. No es la primera vez ni será la última. Recordemos que hace apenas unas semanas tuvo impacto internacional las declaraciones del Papa a favor del uso del preservativo en “ciertas circunstancias”. Más allá de lo que opinemos sobre la causal justificatoria del Papa (para consumir prostitución), resulta interesante detenerse en los alcances de esta “concesión” cuasi divina, ya que implica el reconocimiento de que el preservativo previene el VIH/SIDA. No podemos olvidar que han gastado ríos de tinta en informes seudo científicos para demostrar lo contrario, siendo con ello cómplices de la muerte de millones de personas en el mundo por efectos de esa pandemia. Evidencia, una vez más, el histórico divorcio entre jerarquía católica, los avances científicos y también los derechos ciudadanos, en especial de las mujeres.


La jerarquía católica tuvo por siglos el privilegio, en occidente, de representar la voz de una moral sexual supuestamente universal. Aguer habla desde el pensamiento único que quieren imponer al conjunto de la ciudadanía, no sólo a sus fieles, sino también a las políticas públicas. Esa moral sexual única se expresa en la heterosexualidad obligatoria, en la familia nuclear como única “organización natural” y en la defensa del embrión o feto como valor absoluto de vida. Por eso se manifiestan contra el divorcio vincular, contra el matrimonio igualitario, contra la sexualidad que no sea para la reproducción, contra la educación sexual integral, contra los métodos anticonceptivos modernos y contra el derecho al aborto, incluso en los casos en los que el feto no tiene posibilidades de vida extrauterinas (anencefalia, por ejemplo) o aunque corra peligro la vida de la mujer gestante. La respuesta a esta posición ortodoxa en moral sexual, ha sido el sistemático desacato por parte de los creyentes, que viven su sexualidad de una manera diversa, plural y divorciada de los mandatos jerárquicos. Como prueba de ello se cuenta con las cifras que demuestran, en una población mayoritariamente católica como la argentina, que el 40% de los embarazos terminan en aborto.

Cuando se debate el tema del aborto desde el marco de los derechos sexuales y reproductivos, este debate supone también una lucha por el sentido, en el plano del discurso y en las posibilidades de nombrar y cómo nombrar. Esto resulta en una tensión con la visión tradicional o hegemónica respecto a esa moral sexual, supone a su vez hacer evidente que no es universal y que su discurso oculta, olvida y discrimina a la inmensa mayoría de las personas.

El mandato patriarcal de la maternidad como destino para las mujeres y no como elección, ha sido parte constitutiva de la subjetividad del “ser mujer” en nuestras sociedades. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo, ha construido su subjetividad para otro. Cuya expresión máxima se encuentra en la identidad mujer = madre. El desafío, entonces, es desandar esa construcción para reconquistar la propia identidad de las mujeres y la libertad como personas. Para defender que podemos y en muchos casos deseamos ser madres, pero no que estamos obligadas ni condenadas a serlo.

Parece que ciertos sectores e instituciones insisten hasta el escándalo en anteponer el ser madre a ser mujer, el mandato biológico frente a la autonomía personal. Así como en anteponer y valorizar los derechos de una potencial persona (“el niño por nacer”) frente a los derechos, la vida y la libertad de una mujer, de una persona concreta, vital que está enfrentando el dilema de un embarazo no deseado, que por las razones más diversas no puede ni desea continuar. Esas mujeres que tienen una biografía propia, tienen una historia y se ven forzadas a la clandestinidad del aborto, y en muchos casos a poner en peligro su vida o salud, nos involucran como sociedad.

Porque así como no se terminaron las familias a partir de la sanción de la ley de divorcio vincular, ni con la sanción del matrimonio igualitario, la legalización del aborto no obliga a nadie a practicarlo y junto con políticas de educación sexual integral y salud reproductiva, posibilitará que su práctica se realice en condiciones dignas de salud, de justicia y equidad.



El debate sobre el aborto continuará el año que viene en la Cámara de Diputados

En la comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación se realizó la primera audiencia pública sobre despenalización y legalización del aborto, para la cual fue invitada la danesa Marianne Wollman de la organización Human Rigts Watch.

Al respecto, Wollman expresó que “lo que el informe demuestra es que acá en este país el 40 por ciento de los embarazos terminan en aborto”, por lo cual puntualizó que “es una cuestión de salud pública”.

“Eso quiere decir que la mujer no tiene las herramientas para tomar decisiones anteriores con respecto a su embarazo y a su vida reproductiva. Los países donde se tienen todo un paquete de acceso a los anticonceptivos, de acceso a la información, de la igualdad entre los géneros y de la legalización del aborto, ahí hay menos abortos y hay menos muertes”, puntualizó.

Por su parte, el diputado de la Coalición Cívica Juan Carlos Vega sostuvo que “este es un debate silenciado en la Argentina por razones religiosas y culturales desde
el año 1983”. “Lo hemos abierto, este es debate que no se limita a la penalización o a la
despenalización al menos para mí. Este es un debate que está cruzado por la religión y cruzado por la pobreza”, añadió.

Estela Díaz, de la Campaña Nacional por el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito, calificó de “histórica” a la realización de la audiencia. “Da el puntapié inicial del debate
institucional de la legalización del aborto”, celebró.

Y acotó: “Se tiene que despenalizar por que la legislación actual no sirve, no disuade a una mujer que ha decidido interrumpir un embarazo, no cambia esta decisión por la criminalización del aborto, es profundamente injusta y además discrimina
a las mujeres por el sector social al que pertenecen.”

En tanto, la diputada del Frente para la Victoria, Diana Conti, aclaró que “nadie está a favor del aborto”, pero remarcó la necesidad de abrir un debate que permita “justicia e igualdad” entre las mujeres de distintas clases sociales que adoptan esa decisión.

SE ABRIÓ EL DEBATE: Despenalización del aborto en el Congreso

Comenzó a discutirse en la Comisión de Legislación Penal un proyecto que apunta a despenalizar la interrupción del embarazo hasta la semana doce de gestación.

“La penalización del aborto es incompatible con los derechos humanos” y “no sólo trae consecuencias graves para la salud y la vida de la mujer que necesita interrumpir su embarazo, sino también crea un problema de salud pública” porque da lugar a “prácticas clandestinas e inseguras que durante décadas han constituido una de las principales causas de mortalidad materna en la Argentina”. Así resumió ayer la danesa Marianne Mollman, experta legal de la reconocida organización internacional de derechos humanos Human Right Watch, el impacto del aborto en el país, al abrir, en una jornada histórica, el debate en torno de la interrupción voluntaria del embarazo en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados.

Extracto de la nota "Por el derecho a la vida de las mujeres" de Mariana Carbajal

Cobertura en los medios:

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-157864-2010-12-01.html


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/157864-50615-2010-12-01.html


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/157864-50616-2010-12-01.html


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/157864-50617-2010-12-01.html


http://www.clarin.com/sociedad/Compromiso-Diputados-tratar-aborto-comisiones_0_382161856.html


http://tiempo.elargentino.com/notas/debate-aborto-llego-al-congreso


http://tiempo.elargentino.com/notas/amenazas-email